Hace mucho tiempo, Tetis, una hermosa Nereida, decidió casarse con Peleo, un hombre mortal pero muy digno y con gran valor. Todos los dioses asistieron a la boda y también algunos de los amigos humanos de Peleo.
Ofendida por tal afrenta, Eris creó una hermosa manzana de oro que relucía como el sol, y la envío a la celebración con un único mensaje: “Para la más bella”.
Fue así que tres de las diosas pusieron sus ojos en la preciada fruta, creyendo ser merecedoras de ella: Hera, la esposa de Zeus, Atenea, la diosa de la sabiduría y de las artes, y Afrodita, la diosa de la belleza y del amor.
Pronto se desató una trifulca entre las tres, que se enseñaban a toda costa con quedarse con la manzana dorada. Hasta que Zeus, cansado de escucharlas reñir, decidió llamar a Paris. Él era un muchacho muy bello que había acudido a la boda. Se dedicaba a cuidar ovejas.
—Decide tú quién habrá de quedarse con la manzana —le ordenó el dios.
—¿No sería mejor que partiéramos la manzana en tres partes iguales, para que cada una tuviera la suya? —inquirió él, intimidado.
—No —dijo Zeus—, solo una puede ser la más bella. Es tu decisión. Y tienes solamente una noche para comunicarnos el resultado.
Paris tomó la manzana y se lo pensó mucho. Luego, las tres diosas trataron de seducirlo, cada una por su cuenta, haciéndole ofertas a las que nadie en su sano juicio se habría resistido.
—Si me elijes a mí —le propusó Hera—, tendrás todas las riquezas del mundo y serás el hombre más poderoso de todos.
—Elígeme a mí —le dijo Atenea—, y te daré fama y honor. En ninguna guerra habrás de estar del bando perdedor y siempre se te reconocerá en todas partes.
—No hagas caso de esas palabras necias, pues la gloria y la fortuna no son nada sin amor verdadero —le dijo Afrodita—, yo puedo concederte eso. Un amor puro y sin límites, de la mujer más bella del mundo. Ella será tuya si me eliges a mí.
Paris tomó su decisión. Afrodita era la diosa más bella del Olimpo y de ella sería la manzana de oro.
Gracias a ella, Paris conoció a Helena, la princesa de Troya y la mortal más hermosa de todas. Aunque estaba casada, se enamoró de él y juntos huyeron lejos de la ciudad sin saber que esto desencadenaría una gran guerra.
Y es que Hera y Atenea, furiosas por haber perdido en aquella inusual competencia, le hicieron una visita a Eris y entre las tres planearon aquella gran catástrofe entre griegos y romanos que pasaría a la historia como una de las peores. Las diosas nunca supieron que la señora de la discordia lo tenía todo calculado desde un principio.
Por eso suelen decir, que el peor enemigo de una mujer suele ser otra mujer. Y más cuando se trata de una chica vanidosa.
LA MANZANA DELA DISCORDIA
Hace muchos, muchísimos años, varios Siglos, para ser más precisos, la Nereida Tetis decidió casarse con Peleo, uno de los mortales más nobles. Todos los dioses asistieron a boda. Todos menos Eris, la diosa de la discordia que no fue invitada. También concurrió Paris, un pastor troyano.
Eris, herida por no haber recibido invitación, mandó al banquete una reluciente manzana y un sobre en el que indicaba que la misma era “Para la doncella más bella de la fiesta”
Como era de suponer, todas las diosas se disputaban la manzana. Hera, Atenea y Afrodita, eran las candidatas más firmes. Para evitar discusiones al respecto, Zeus ordenó que fuese París el encargado de tomar la decisión.
En un principio, Paris propuso hacer un reparto y dar a cada diosa un trozo de manzana, pero Zeus le ordenó que la más bella fuera solo una.
Paris, se entrevistó con cada una. Todas quisieron seducirlo y sobornarlo, y la única que lo consiguió fue Afrodita, la diosa del amor. Le prometió el amor de la mujer más bella sobre la faz de la tierra, Helena, hija de Zeus y esposa del rey Menelao.
Paris le dio la manzana y ella preparó el encuentro entre París y Helena quien al instante se enamoró de París. Ambos marcharon a Troya y se casaron.
Pero Atenea y Hera descontentas con la decisión, visitaron a Eris y con su ayuda, prepararon una guerra de todos los griegos contra Troya. Hay quienes dicen que la guerra fue por una mujer, pero en verdad… la guerra fue a consecuencia de una manzana y varias mujeres.
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